Vals |
|
El nombre parece derivar de la palabra alemana walzen, que a su vez viene del latín volvere, e indica un movimiento rotativo. Con el término walzen se denominaron muchas danzas para bailes por parejas que se conocían genéricamente con el nombre de danzas alemanas Deustscher.
El vals ha sido utilizado como forma de composición por los grandes músicos: Mozart, Beethoven, Schubert, Wagner, Chopin, etc. Hablar del vals es hablar de Viena, pues durante tres siglos el vals ha dominado la vida social y musical de esta ciudad. Los mejores valses se crearon en los suburbios de Viena, al pie de los bosques, donde los vieneses se sentaban a escuchar música interpretada por sus propias bandas. Los grandes valses contienen todas las emociones universales: amor, pasión, sufrimiento, tristeza, resignación y esperanza, por eso fue tan grande su popularidad.
Tras la Primera Guerra Mundial cambiaron los hábitos y costumbres y empezó a notarse la influencia de los movimientos provenientes de Estados Unidos, desplazándose el centro de la música ligera de Viena a Berlín. En los bailes de salón es muy conocido el término inglés english waltz, que se hizo muy popular en 1910; deriva del género Boston que se llevó de Estados Unidos en 1870 y se conoce como "vals lento o inglés"; se bailaba deslizándose sobre la pista y alcanzó gran popularidad en todas las clases sociales.
Se baila con el cuerpo erguido y muy estirado, los brazos abiertos con respecto al cuerpo, y con fuerza, para crear la unidad en la pareja. Se puede hacer un ligero vaivén, bajando y subiendo, imitando las olas del mar, sin exagerar, de una manera natural.
El vals, sobre todo en su inicio, no resulta complicado. Los clásicos de Strauss suelen ser bastante rápidos; aunque también hay gran variedad de valses lentos, y a fin de cuentas el carácter o la esencia son los mismos.
Este baile es extremadamente románico: por tradición vienen utilizándolo los recién casados para abrir el baile nupcial, tal vez como augurio de mayor felicidad.